No quería ser otro analista más diciendo que el nuevo MacBook Pro con procesador M1 (ARM) era bestial, pero después de casi dos semanas de uso, la conclusión no puede ser otra. No vamos a entrar mucho en números, internet está lleno de esos reviews. Hablaremos de lo que fue usarlo en el día a día para trabajar y entretenerse.
En mi poder tengo un MacBook Pro de 16 con un Intel i9 de 10a y 16 GB de RAM, con una GPU AMD Radeon Pro 5500M, que fue el máximo que terminó por ofrecer Apple en laptops y nunca en modelos más pequeños, por diseño. Sucede que estos procesadores producen calor y necesitan ventilación, cuando la temperatura es muy alta, la CPU baja su carga de trabajo para equilibrar y así, el “throttling” que le dicen (a rasgos muy amplios).
Eso es un problema en general y es el porqué Apple recibió críticas en 2018. Es el motivo por el que los PC gamers más potentes usan torres gigantes, ventiladores de alto poder, water cooling y la locura que se te ocurra.
Apple decidió cambiar de arquitectura, dejar la X86 (que es la que se usa virtualmente en todos lados) y moverse a ARM, que es más amplia, desconocida, pero que -quizás sin que nos diéramos cuenta- nos hicieron usar por años y la fueron mejorando. Los iPhone y los iPad la usan, y hoy en día sus capacidades en inteligencia artificial y machine learning rozan lo surrealista ¿Por qué no usarla en computadores de tomo y lomo?
Eso hicieron, lo que se traduce en que pueden sacar un MacBook Air sin ventiladores capaz de correr tal como un i9 de hace un año. En el caso del MacBook Pro, metieron la capacidad del mejor procesador que ofrece Intel con un ventilador chico, que ni usando Audition, Premiere, Photoshop, Chrome con 14 pestañas y Spotify he logrado que se prenda.
Ojo, mitad del software que uso aún no corre de manera nativa en ARM, Apple usa su herramienta Rosetta 2 para emularlos y aún así se sienten perfectos. Quizás no sea así en todos los casos, puede revisar la lista de programas ya portados aquí.
No es magia, es buen diseño, como dicen nuestros compañeros de Engadget, y los benchmark pueden ser engañosos, porque no siempre reflejan la realidad del uso en el día a día . Si llevan tanto tiempo desarrollando sus propios procesadores, por qué depender de otro. Estamos frente al caso de una compañía que corre su propia CPU, su propio sistema operativo y todo en su propio hardware en general.
La armonía es perfecta y es un producto de primera generación ¿Que si conviene cambiarse ahora mismo? Probablemente y para la mayoría de las personas, aún no, pero si esta es tu máquina de trabajo y buscas una nueva, entre un MacBook con procesador Intel y uno con M1, me voy por este último sin pensarlo.
Si alguien inventara un nuevo sistema de baterías que duraran el doble, sería un tremendo avance que haría olas en todos lados. Apple lo hizo con un nuevo procesador. Así de simple: si antes te duraba 7 horas, aquí tendrás 14, ese fue mi caso al menos. La autonomía es brutal.
La promesa del ecosistema conectado aquí se cumple mucho mejor: funciones como AirDrop son tan instantáneas como en los comerciales y la conexión entre dispositivos como los AirPods es realmente sin saltos.
¿Pantalla? Fantástica, lo mejor que tiene para ofrecer la marca en portátiles. Parlantes y micrófonos espectaculares, no tan buenos como en el de 16, pero aún así. El diseño es el clásico que venimos viendo hace varios años. La cámara podría ser de mayor resolución, aunque mejora levemente, también le agregaría más puertos: son dos USB-C, pero esa es una batalla perdida.
Cuando Apple decida lanzar un computador de escritorio con su propio chip, yo no sé qué será de la industria, pero si el salto es tan grande como ha sido en el mundo de los portátiles, la guerra, al menos en el ámbito profesional, ya la tienen ganada.