Las aves desplazadas son capaces de corregir su rumbo como si “leyeran” la firma magnética de la Tierra, de acuerdo con un estudio. Sí, trabajan con una especie de “GPS” que es muy efectivo.
¿Qué es la firma magnética? Es una combinación de la fuerza del campo geomagnético, la inclinación magnética o el ángulo de inmersión entre las líneas del campo magnético y el horizonte.
Equipos de las universidades de Bangor y Keele describieron cómo el carricero común, un ave originaria de Eurasia y África, podía volar desde una “posición magnética” distinta a su ruta de migración normal.
Así se realizó el experimento de la firma magnética y cómo la perciben las aves
El experimento se hizo manteniendo en cautiverio durante un corto tiempo a los carriceros adultos. Luego fueron liberados, exponiéndolos a una simulación de la firma magnética de la Tierra en un lugar distinto a su corredor migratorio natural.
Los carriceros volaron en una dirección que los llevó de vuelta a su camino migratorio. Lo hicieron desde el lugar que les sugerían las señales magnéticas.
“El impulso primordial fue responder a la información magnética que estaban recibiendo”. Esta es la visión de Richard Holland, de la Universidad de Bangor.
Las aves son capaces de sentir que están más allá de los límites de los campos magnéticos que les son familiares en sus movimientos anuales. Además, son capaces de extrapolar su posición lo suficiente de las señales, según los investigadores.
Navegando en el aire, gracias a su “GPS”
“Es una verdadera navegación”, indicó Dmitry Kishkinev, de la Universidad de Keele. “Son capaces de volver a un objetivo conocido después del desplazamiento a un lugar completamente desconocido. Sin depender de un entorno familiar o señales que emanan del camino”.
“Tampoco utilizan información recopilada durante el viaje al exterior”, según Kishkinev.
La labor de los investigadores fue publicada en Current Biology.