Seguramente no pueden imaginar una pizza sin él, y es ingrediente de muchas recetas, aunque también acostumbramos comerlo solo y sin cocinar: el queso es uno de los alimentos que nos ha acompañado a los seres humanos desde hace siglos.
Historia del queso
Aunque ha sido difícil rastrear su historia, tenemos forma de saber que ya se producía hace más de 7000 años: en Dalmacia, cerca del mar Adriático, se han encontrado algunas evidencias de que hace más de siete siglos ya se fabricaba queso intencionalmente.
Sin otro tipo de registros, es complicado trazar la historia de este o de cualquier otro alimento: como son materiales orgánicos, el paso del tiempo los descompone y desintegra.
Pero podemos suponer que fue un descubrimiento accidental: considerando que era común almacenar o transportar leche en bolsas de diferentes materiales, en algún momento se pudo haber usado una hecha con el estómago de un rumiante. Y ahí sucedieron los procesos que transformaron la leche en queso.
¿Cómo se hace el queso?
Los estómagos de vacas y otros rumiantes contienen cuajo, una combinación de enzimas responsables de que la leche coagule, que es el primer paso en la producción de queso. Esto también se puede lograr añadiendo algún ácido, o bacterias que producen ácido láctico.
La cuajada, como se llama a esta primera etapa, todavía se tiene que procesar: se le quita el suero, se le añade sal para terminar de retirar el exceso de agua y, dependiendo del tipo de queso, se deja madurar.
En donde intervienen otros microorganismos, que pueden ser hongos o bacterias, que llevan a cabo algo que se llama fermentación láctica.
A continuación pueden leer algunos de los beneficios de comer queso.
Mejor vista y neuronas felices
La leche contiene muchas vitaminas, pero dada la forma de producción del queso, en este quedan las liposolubles: las que se disuelven en grasas, pues las hidrosolubles se van con el suero, después de hacer la cuajada.
Aunque las cantidades varían de un tipo a otro, la mayoría contienen una buena proporción de vitamina A, que ayuda al buen funcionamiento de la vista, así como vitamina B12, que es importante en el mantenimiento de neuronas sanas.
Huesos más fuertes
La cantidad de calcio que contiene cada queso depende de su proceso de producción: los más ácidos, en general contienen menos calcio.
Este es un elemento esencial, no solo porque forma parte del tejido óseo, sino que también es indispensable en procesos circulatorios y digestivos.
Por supuesto que si tomamos leche podremos consumir calcio, pero cuando comemos queso tenemos la ventaja de que en su producción casi toda la lactosa se elimina, lo que es una ventaja para quienes somos intolerantes a esa azúcar presente en la leche.
Menos caries
No solo los huesos de nuestro esqueleto se benefician, sino también nuestros dientes: existen estudios que muestran que comer queso, puede tener beneficios directos sobre el esmalte de los dientes.
Analizando su consumo, en animales y personas, se encontró correlación con una menor incidencia de caries e incluso con aumento en la calidad del esmalte dental que protege a los dientes.
Aunque al respecto todavía se necesita más información que permita entender los mecanismos por los que el queso mejora la calidad de los dientes, sin duda es una excelente razón para comer más queso. Además de que es delicioso.